Quiero contarles un poquito de mi vida. Soy la que hace cuatro de siete hermanos. Quedé sin mi madre con seis años, así que mi infancia y mi juventud fueron buenas. Hice todos los trabajos de campo y de casa; mayor a mis fuerzas porque yo fuerzas he tenido pocas, pero siempre las he sabido aprovechar. Me casé con veintiséis años, me alejé de mi familia, tuve dos hijos, los crié y los casé y tengo cuatro nietas. Mi marido murió y me quedé sola, pero no de Dios porque yo sé que a mí siempre me acompaña alguien de noche y de día.
Ahora tengo un amigo fiel, que me quiere, creo más que a mi familia, según me lo demuestra. Él se llegó a tirar desde un segundo piso por venirse conmigo. No me habla pero me lo demuestra con sus alegrías y con sus caricias. Creo que será porque a mí siempre me ha gustado hacer bien a los demás, así que estoy contenta por ser como soy, a mis setenta y tres años.
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