Una mujer, una madre que tenía siete hijos. Los hijos crecieron y se fueron yendo de la casa hasta que se quedaron la madre y el más pequeños solos. La madre los quería a todos pero al pequeño le tenía un cariño especial y cuando el más pequeño se casó y se fue, la madre al quedarse sola hizo al hijo esta poesía que dice así:
"Hijo mío, tú te fuiste,
hijo mío, me dejaste
hijo mío, me dejaste
como la pluma en el aire.
Pero hay un refrán que dice
que Dios no le falta a nadie
porque tengo la alegría
de que me quedaban más
que es mi José y mi María
y mi Antoñillo y mi Juan.
Las otras dos no las miento
no es que me han "aborrecio"
es porque su pensamiento
no combina con el mío"
que Dios no le falta a nadie
porque tengo la alegría
de que me quedaban más
que es mi José y mi María
y mi Antoñillo y mi Juan.
Las otras dos no las miento
no es que me han "aborrecio"
es porque su pensamiento
no combina con el mío"
No hay comentarios:
Publicar un comentario