miércoles, 26 de marzo de 2008

MARIA ISABEL RODRIGUEZ ORTEGA

Estoy en mi casa sola sentada, en la mesa hay un ordenador, lo miro y remiro y no consigo comprender, como un cacharro tan pequeño puede tener tanta memoria y hacer tantas cosas cuando yo a veces no consigo ni acordarme de lo que he echo hace un rato. A este cacharro le das unas ordenes y hace de todo, lo mismo te escribe una carta, que manda unas fotos que pone un mensaje por lejos que te encuentres.
Llevo dos días en el Centro Guadalinfo y tengo un cacao en la cabeza que no doy pie con bola. Quiero hacer los ejercicios que me dieron y mi paciencia empieza a flaquear: que si el botoón derecho, que si el izquierdo, que crear una carpeta, que si la papelera, etc ... no doy pie con bola. Espero que Gemma el próximo día me saque de este embrollo y me viene a la mente mi madre y mi abuela y pienso: su ellas me vieran que pensarían, que sólo vivían para criar a sus hijos y llevar la pesada carga de la casa en aquellos tiempos. Nosotros ahora hacemos la colada con la tonta como yo la llamo, fregamos los platos con el "Ambrosio" como le digo al lavavajillas, planchamos con una plancha de vapor que pronto quita las arrugas mientras que ellas, sobre todo las abuelas, porque las madres ya habían progresado un poco, ya tenían una lavadora que parecía un cilindro y daba vueltas y vueltas y lavaba la ropa, pero había que echarle el agua, la cual había que sacar de un pozo tirando de una cuerda y sacar un cubo que pesaba lo suyo, subiend0 éste lleno de agua al menos veinte metros de profundidad. Sin embargo mi abuela lavaba en un lebrillo y una tabla, dando restregones a la ropa. Como añoro sus manos, siempre tan suaves, tan cálidas y su perfume a jabón de la toja, y aún teniendo tanto trabajo, como me sentaba en su regazo y me contaba historias y cuentos y tantas cosas.
Nosotras a pesar de tener tanta ayuda en la casa, aún pensamos que estamos muy mal. Queremos ir a la informática, que si la gimnasia, que si la piscina porque mi cuerpo lo necesita, que si la asociación porque es bueno para pasar un rato con las compañeras y reir, que si manualidades porque hay que ser creativas y disponemos de todo y tenemos tiempo para todo.
Ellas sin embargo, si les quedaba tiempo después de hacer tantas cosas por ellas mismas, porque hasta la comida se hacía en la lumbre a base de meter leña debajo de las estrebes y estar pendiente, no solo de la comida para que no se pegara, sino de la candela, porque si no se apagaba la comida. Y después de tantas y tantas faenas tan pesadas, aún les quedaba tiempo para hacer primores como encaje, bordados, punto, etc ...
Nosotras nos quejamos de que nos falta tiempo teniendo tanta ayuda. Por eso va mi homenaje desde este relato para todas las abuelas y todas las madres que tanto lucharon. Y un deseo muy grande para que nuestras nietas consigan mucho mucho más que nosotras.

Una nieta, madre y abuela.


No hay comentarios: